La estatua del Cid en el Audubon Terrace, exteriores de la Hispanic Society en Nueva York. Escultura de Anne Huntington (1927) |
A muy pocos españoles les sonará el nombre de Archer Milton Huntington, y seguirán siendo pocos los que conozcan su gran legado a la cultura hispana que es la institución en pleno corazón de Nueva York llamada Hispanic Society of America. Una estatua del Cid a caballo, obra de su esposa, la escultora Anna Vaughn Hyatt Huntington, preside uno de los accesos al edificio del museo-biblioteca para "el estudio del arte y la cultura de España, Portugal, Latinoamérica y Filipinas", según reza la información de su web oficial. La escultura nacía por la pasión de los Huntington hacia la literatura española, teniendo en el 'Poema de Mio Cid' una de sus obras favoritas. La estatua ecuestre que inspiró la obra, el primer vaciado del diseño, fue un regalo de los Huntington a Sevilla, con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. Como curiosidad decir que existen replicas de esta escultura, obras también de Anna Huntington, en otras dos ciudades de Estados Unidos, San Diego y San Francisco.
Siempre me ha sorprendido el interés y devoción que Archer M. Huntington tuvo por la cultura española. Un multimillonario neoyorquino nacido en marzo de 1870, que a muy pronta edad demostró verdadero amor por todo lo relacionado con España, cuando la hispanofobia en Estados Unidos tomaba impulso para poner a la opinión pública contra el "caduco imperio" que había dominado toda América. Menosprecio que culminó con la implicación estadounidense en las guerras de Cuba y Filipinas, con el conocido resultado en 1898. Un caso, cuando menos, excepcional y curioso. Un mecenas cultural de lo hispano a contracorriente. Cuando sus compatriotas viajaban a España para esquilmar su arte, comprando artesonados mudéjares a precio de ganga para sus mansiones, él financiaba proyectos culturales como el futuro Museo Casa Cervantes, en Valladolid, o la del Greco en Toledo.
En la misma biografía aportada en la web institucional de la Hispanic Society muestran cierto asombro por la temprana pasión hispana de su fundador. Comentan que era hijo único (adoptado por matrimonio con su madre) de uno de los hombres más ricos de los Estados Unidos en el siglo XIX, uno de los constructores de los tan vitales ferrocarriles de la costa Este a Oeste, dueño y constructor de la Compañía del Ferrocarril Central, Collis Potter Huntington (1821–1900). Heredando de este magnate la discreción y mesura sobre su vida de millonario, por lo que se hace más complicado conocer el verdadero origen de este interés filántropo por lo español. ¿Sus viajes al rancho de Texas de una de las tías de la familia para estar más cerca de la empresa paterna? Tendría su lógica, viajar por las zonas de EEUU con más huella hispana podría haber iniciado el interés del joven Huntington por esa cultura.
Serán las cartas a su madre, Arabella Huntington (apellidada de soltera Arabella Duval Yarrington Worsham), mujer que le inculcó el amor al arte en los viajes que hicieron por Europa cuando él era un adolescente, y sus diarios de joven, la información "discreta e íntima" que da pistas sobre su amor por la cultura hispana. Tendrá una profesora de español, una emigrante de Valladolid, desde los catorce años. Acababa de cumplir los diecinueve años y la definitiva motivación que le inspiró la idea de crear un Museo Español en Estados Unidos fue el viaje de negocios que hizo con sus padres a México. La cena de gala dada por el presidente mexicano Porfirio Díaz en el Castillo de Chapultepec, a la que estaban invitados los Huntington, supuso el primer contacto directo con la cultura mestiza hispánica que encandiló de por vida a Archer Milton Huntington. Tanto es así que, al cumplir los veinte años (1890), rechazó la proposición de su padre de dirigir la otra empresa familiar, los astilleros Newport News Shipyards, al confesar que su vocación era la de crear un museo hispánico en Nueva York.
Archer M. Huntington con 20 años, cuando inicia su proyecto de la Hispanic Society (imagen de su web) |
Mecenas en España, precursor del iberismo y filántropo creador de la Sociedad Hispánica de América
Otro de los rasgos que sorprenden de Archer M. Huntington es su visión iberista de la cultura hispánica. En su biblioteca, de acceso público gratuito, y en su museo, también se recopilaban (y recopilan) obras de Portugal, América Latina y Filipinas. Un precursor del iberismo moderno en su faceta cultural, propuesta que parece revivir estos días -no sin cierta incredulidad- con ideas culturales, políticas y económicas. Y eso que en sus numerosos viajes a Europa, en una época donde viajar entre continentes no era tan fácil, visitó tanto o más Francia, Inglaterra e Italia que la península Ibérica. Cuando contaba con apenas trece años, su primer viaje a España no fue su primer viaje a Europa. El anhelado viaje a España tuvo un primerizo contacto en la convulsa Cuba (aún era España) del año 1891. Tenía más de veinte años y sería el primer contacto serio con la idiosincrasia española, conociendo algunos altos funcionarios españoles y a personalidades de la sociedad hispano-cubana.
Pero no fue hasta la emblemática fecha de 1892, el IV Centenario del Descubrimiento, que Archer M. Huntington pudo viajar a España. En junio emprendía un viaje que detalló en cartas a su madre y en diarios, convertido después en libro de viajes con el título, A Note-Book in Northern Spain (Nueva York, 1898). Volvería en 1896 y 1898, dándose cuenta de que había aprendido más en esos viajes conociendo a las gentes del país que en sus estudios profundos de la cultura española. Porque desde el primer viaje se acompañó de un tutor y asesor de historia y cultura ibérica, el profesor de Yale, William I. Knapp, que le procuró una formación académica como hispanista. Asesoramiento que permitió a Huntington atreverse con ser el primer traductor del Cantar del Mio Cid para Estados Unidos. De todas formas, insistió en que la mejor manera de conocer España era seguir viajando por la península y tratar con sus gentes.
Archer M. Huntington quedó profundamente impresionado con la obra del pintor Joaquín Sorolla. Curioso, pero no se conocieron en España. Fue durante la exposición que el artista español tuvo en la Grafton Gallery de Londres. El entusiasmo hizo que en menos de un año, en 1909, esa exposición se repitiera en la recién creada Hispanic Society de Nueva York. Sí, Huntington tras la muerte de su padre en 1900 heredó los recursos más que suficientes para hacer realidad su idea vocacional de museo-biblioteca de la cultura hispánica. La Sociedad Hispánica de América tuvo su inauguración oficial en enero de 1908, en la actual sede. Es un bello edificio del estilo llamado "Renacentista americano", muy dado en EEUU a principios del siglo XX para los edificios institucionales. Un primo de Archer, Charles Pratt Huntington fue el principal arquitecto. La exposición de Sorolla realizada entre febrero y marzo de 1909 resultó la verdadera impulsora de la Hispanic Society en la sociedad estadounidense. Una cifra rozando los 160.000 visitantes para esa época, habla del rotundo éxito que tuvo.
Sin aparcamiento para los coches en la exitosa exposición sobre Sorolla realizada en la Hispanic Society en 1909. Imagen obtenida de la web oficial de la Sociedad Hispánica de América |
En 1902 Archer M. Huntington, había comprado la que se consideraba la mejor biblioteca de libros raros y antiguos de España, la librería del Marqués de Jerez de los Caballeros, llevándola a Nueva York para completar su ya valiosa colección sobre literatura española. Enseguida percibió el recelo que produjo entre sus amigos y conocidos españoles, lamentando que pareciese otro más de los estadounidenses "saqueadores" del patrimonio español. Pero Huntington hizo ver, incluso al mismo rey Alfonso XIII en persona, que sus adquisiciones serían principalmente de obras hispánicas que estuvieran fuera del país. Como demostró con la compra de las obras maestras del genial Velázquez, Retrato de una niña y de Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares; a los subastadores Duveen Brothers de Londres.
Serie de cuadros de Sorolla, encargo de Huntington para su museo, acerca de la diversidad cultural de las provincias de España y Portugal. Salas actuales en la Hispanic Society |
Esa filosofía de preferir no sustraer obras del patrimonio español, con un respeto escrupuloso hacia ese fondo patrimonial, se demostraría también con uno de los proyectos más conocidos por la opinión pública española, aunque muchas veces no se relacione con el legado de Huntington. Estoy hablando del trabajo encargado en 1910 a Sorolla para realizar una serie de cuadros sobre la diversidad cultural de las provincias de España y Portugal. Todo un estudio etnográfico e histórico sobre la cultura hispánica, en cuadros de gran formato, que acabó siendo la joya de la colección de obras de arte de la Hispanic Society. Cada cierto tiempo esas "estampas" regionales viajan a España y a otros países europeos, y por el mismo EEUU, en exposiciones temporales visitadas por millones de personas. Archer M. Huntington falleció el 11 de diciembre de 1955 en Bethel, Connecticut, Estados Unidos.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
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