Un imponente Ford (Ebro) de 1929, de los primeros camiones fabricados en la entonces Ford Motor Ibérica de Barcelona |
La reciente noticia que anuncia el cierre de la factoría Nissan de Barcelona, acabará con más de 100 años de historia de la industria automovilística en España. Se iniciaba la década de 1920, los que llegaron a ser llamados «Locos Años 20», y Europa necesitaba reconstruirse en todos los sentidos. No solamente se trazaron nuevas fronteras y se replantearon alianzas políticas, la industria y la producción de cada país necesitaba revulsivos. La compañía estadounidense Ford Motor Company había aprovechado la Primera Guerra Mundial para desembarcar en el Reino Unido. En este país tenía su primera factoría europea y quiso extenderse al continente. Entre las ciudades candidatas y finalistas estuvieron Cádiz y Barcelona, en España. La capital catalana sería perfecta por su puerto franco abierto al transporte marítimo internacional. Sin embargo, la inestabilidad social con las protestas sindicales y la reciente huelga general, la célebre huelga de La Canadiense, organizada por la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) en febrero de 1919, hicieron a los norteamericanos desistir de instalar sus fábricas en Barcelona.
Pero España no iba a perder esa oportunidad industrial tan beneficiosa para su economía. El consejo de administración de la Ford había decidido que el país europeo continental más idóneo era España, por su mano de obra más barata y por no estar centrados en una reconstrucción industrial nacional, pues había sido neutral en la Gran Guerra. Así la zona franca de Cádiz, con su mítico puerto, sería la ciudad elegida para construir la primera fábrica de la Ford Motor Motor Company Sociedad Anónima Española. Su inauguración tuvo lugar en marzo de 1920 y como se aprecia, desde el inicio se pretendió "españolizar" la factoría incorporando a inversores financieros españoles. No obstante, esos primeros años la sucursal española de Ford dependía de forma total de la sede del Reino Unido y de la central de la compañía en EEUU. Los modelos y sus patentes industriales eran de los populares Ford-T y sus derivados como furgonetas.
Una ironía provocada por las nuevas circunstancias, haría cambiar el destino de esta factoría Ford en España. El mismo motivo que perjudicó a Barcelona, la inestabilidad política y social, para ser la sede de la compañía era ahora un grave problema en el Cádiz de 1923. Las huelgas gaditanas se sumaban al malestar por la renovación del puerto obsoleto que nunca llegaba y la crisis en los astilleros. Al final, a lo largo del año 1923 y el inicio de 1924 se consumó el cambio de sede a la idea primera de Barcelona. Se instaló con la ventaja añadida de estar en un área de industrias auxiliares, en la Avenida Icaria. La marca se va consolidando en toda Europa, incrementándose las ventas gracias a incorporar la fabricación de los tractores Fordson. Este mejor posicionamiento en el mercado anima a la compañía americana a admitir accionariado español con plenos derechos, nace en 1930 Ford Motor Ibérica S.A.
El mítico PATROL, el todoterreno que consolidó en el mercado español y europeo a la marca Nissan Motor Ibérica |
Con esa consideración ya de sociedad mixta, hispano-estadounidense, consigue permisos para exportar sus propios modelos desde España. Llegando a acuerdos de patentes tecnológicas con la matriz americana, fabricaría modelos o versiones propias, como el exitoso camión 917-T, reconocido por su peculiar "morro". La Guerra Civil española frenaría en seco esa consolidación en el mercado europeo como fabricantes de vehículo industrial. El gobierno de la República obliga a la factoría a incorporarse a la «Industria de Guerra», lo que hará ser bombardeada por la fuerza aérea del italiano Mussoloni, colaborador de Franco en la contienda civil. Acabada la guerra con el triunfo de los golpistas, la empresa sobrevive durante un tiempo haciendo componentes para la filial del Reino Unido. En 1954, el régimen franquista toma una decisión que cambia la historia de esa factoría de origen estadounidense. Nacionaliza al cien por cien la fábrica, siendo el capital totalmente español. En 1955 se cambia el nombre eliminando la marca Ford, llamándose solo Motor Ibérica S.A. y comercializando modelos propios (aunque aún con piezas y tecnología Ford) con el sello de EBRO.
La gama de camiones EBRO pronto adquirió fama de duros y fiables. Además, a partir de 1965 un acuerdo con el fabricante de tractores y maquinaria agrícola Massey Ferguson permitirá copar el mercado de ese sector en España y posicionarse bien en el sur de Europa. Entre los años 1965 a 1977 se produce una expansión de la marca que motivará experiencias internacionales, como la venta a Marruecos de patentes de camiones y la creación de la filial EBRO-Al Magreb. Incluso se prueba en el exigente mercado del norte de Europa, con el acuerdo firmado en Holanda para crear la Ebro Trucks Nederland. Todo este crecimiento obligó a partir de 1972 al traslado (actuales instalaciones) a la Zona Franca de Barcelona, con naves industriales de miles de metros cuadrados. Pero un nuevo frenazo, esta vez en forma de crisis mundial, la recesión por la llamada 'Crisis del Petróleo' de 1977, hizo plantearse a la factoría Motor Ibérica la necesidad de conseguir inversores, ofreciéndose a las pujantes marcas asiáticas de automoción, que a la larga dominarían el mercado.
Poco a poco, la inicial presencia de Nissan Motor Company, desde 1976 en el accionariado de la Motor Ibérica S.A., se consolida y el prestigio de la marca japonesa, su excelente tecnología, ayuda al resurgir de la marca española. Aunque los modelos que permiten la recuperación son japoneses al cien por cien, son los míticos todoterrenos PATROL y la furgoneta Vanette. El logo de EBRO permanecerá casi de forma testimonial en esos modelos, hasta desaparecer cuando en 1987 la compañía pase a ser de mayoría japonesa y a denominarse Nissan Motor Ibérica. Ahora, otros tipos de crisis, financieras desde 2008 y sanitarias-socioeconómicas desde 2020, provoca un nuevo freno en la producción de esta factoría. Quizá el definitivo, su cierre, de una fábrica de automoción centenaria.
Gustavo Adolfo Ordoño ©
Historiador y periodista
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