Sanchís, cuando una estrella del Real Madrid fue seleccionador de Guinea Ecuatorial

Manuel Sanchís -padre- en una fotografía en su periodo en el Real Madrid. Formó parte de la «generación ye-yé» que ganó la Copa de Europa en 1966

«El día 10 me traslado a Guinea, a fin de ver las cosas sobre el terreno. Estaré unos quince días y después regresaré a España para organizar definitivamente mi traslado allí. No sé lo que me voy a encontrar, pero voy ilusionado. Me parece una experiencia interesante. Sé que aquel país ha sufrido mucho, y que hay ilusión en todos los guineanos por olvidar lo que han pasado y por levantar el país. En esas condiciones, el deporte suele ser un instrumento importante para canalizar las ilusiones...»

 (Manuel Sanchís -padre- en declaraciones al diario El País en enero de 1980)

 Manuel Sanchís –padre- (1938-2017) estaba desempleado en 1980. Había sido cesado como entrenador del CD Tenerife en su segunda temporada en ese equipo canario. Era enero, comenzaba un año y una década (1980-1990) que resultó llena de acontecimientos históricos cruciales en la historia de dos países que hasta hace poco la compartían: Guinea Ecuatorial y España. Recibió la llamada de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) poco después de Año Nuevo para ver si estaba interesado en el puesto de seleccionador de la antigua Guinea Española. El Consejo Superior de Deportes había incluido dentro del presupuesto de la cooperación española con Guinea el proyecto de fomentar el fútbol y potenciar a su selección. 

Así expuesto podía parecer una excentricidad considerando las suspicacias existentes sobre el uso de los millones de pesetas que ya se habían «donado» a Guinea Ecuatorial como medida de urgencia ante la penosa situación del país. Un país destrozado durante once años (1968-1979) por la dictadura cruel y delirante del derrocado presidente Macías. Hacía solamente seis meses que el teniente coronel Teodoro Obiang Nguema había dado el golpe de Estado que autodenominó El Golpe de la Libertad. El gobierno de Madrid apoyó enseguida a Obiang esperanzado por las promesas del Consejo Militar que presidía de ser una transición a la democracia en el único país hispanohablante de África. Además, ese cambio de poder en Malabo suponía la vuelta a la «normalidad» en las relaciones entre los dos países; rotas tras la campaña anti-española iniciada en 1970 por el ajusticiado ex presidente Macías.


Fotograma de un reportaje de RTVE sobre la promoción de la selección ecuatoguineana por el gobierno de Obiang para el histórico amistoso contra España en 2013


Por tanto, utilizar el fútbol y las selecciones nacionales como vehículo para recuperar esa deseada estabilidad y cordialidad en las relaciones bilaterales no era una idea tan descabellada. Opción que a Manuel Sanchís le pareció interesante y aceptó ser seleccionador de Guinea Ecuatorial no sólo por estar bien pagado, también porque representaba el interés sincero del «español medio» por la antigua colonia tras haber estado recibiendo en los últimos años noticias penosas sobre las condiciones de vida de los guineanos. En 1980 Guinea Ecuatorial era el país más pobre de África y necesitaba con urgencia revitalizar tanto su economía como a su sociedad. El proyecto futbolístico de reformar su selección con un entrenador español, leyenda del Real Madrid campeón de Europa, serviría para insuflar ánimos a una población guineana ávida de ilusiones. 

En realidad, este aparente dato curioso de colocar a un entrenador español al frente de la selección de fútbol guineana representaba muy bien el verdadero estado en ese momento de las relaciones entre los dos países. A nivel político interno tanto la antigua colonia como su ex metrópoli vivían meses convulsos. En el caso de la primera no hay más que decir para significar la complejidad del momento que vivía inmersa en el «día después» de un golpe de Estado; y en España el partido de gobierno, la UCD de Adolfo Suárez, agonizaba políticamente al extremo de vivir la inesperada -e inoportuna- dimisión del mismo presidente Suárez. Tiempos convulsos en política para una joven democracia española que, curiosa coincidencia, sufriría un intento de golpe de estado por «otro teniente coronel» al año siguiente, el golpe del teniente coronel Tejero del 23 de febrero de 1981. Es decir, los recelos y las dudas sobre la capacidad de actuar ante la gravedad de la situación guineana estaban más que justificados.

España era novata en asuntos de «Cooperación Internacional» cuando en agosto de 1979 se produjo El Golpe de la Libertad en Guinea Ecuatorial y su líder Obiang pidió ayuda y reconocimiento a Madrid. No se mantenían programas planificados de cooperación económica y social en ningún ámbito internacional. Los tratados de amistad y cooperación firmados desde la independencia de 1968 fueron desarrollados con desgana por Madrid y finalmente incumplidos por el dictador Macías; así que no sirvieron de experiencia ni de aprendizaje para desarrollar el proyectado programa de cooperación española en Guinea. Buena voluntad existió en ese año de 1980, con propuestas algo ingenuas como esta de financiar un entrenador español de Primera División para la selección guineana. 


Equipo de San Carlos en la década 1950 en la Guinea Española


Incluso esos inicios de cooperación humanitaria en Guinea Ecuatorial suponen el germen de la actual Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Sin embargo, todo quedó en un «espejismo» porque las dudas españolas sobre la gestión de esa ayuda socioeconómica regresaron pronto ante la actitud ambigua de Obiang de implantar la democracia; así como los recelos del nuevo presidente guineano ante las «exigencias» españolas de cooperar a cambio de comprobar avances en esa prometida democratización de Guinea Ecuatorial. A finales de 1982 hay un cambio de gobierno trascendental en España, ganan las elecciones los socialistas de Felipe González. La actitud política crítica de Madrid hacia Malabo ahora es más explícita. El autoproclamado presidente Obiang aumenta su actitud más que ambigua, confusa y cínica, hacia lo que espera de sus relaciones con España. De hecho, en diciembre de ese año 1982 Obiang acude a la cumbre de países africanos francófonos sellando la futura integración guineanoecuatorial en el ámbito de influencia económica francesa del Golfo de Guinea

El entrenador Sanchís estuvo solamente dos años como seleccionador de Guinea Ecuatorial, empezando mal pero acabando con sonadas victorias recordadas aún por los aficionados guineanos. Como curiosidad anotar que hubo otro entrenador español seleccionador guineano, cuyo trabajo también puede simbolizar las relaciones hispano-guineanas del momento. Se trató del bilbaíno Andoni Goikoetxea en la temporada 2013-2014; España había ganado el Mundial de 2010 y los guineanos tomaron ese triunfo como propio. Las relaciones pasaban de nuevo por un buen momento y se quiso traer a un entrenador español que mejorase los resultados insatisfactorios conseguidos por un entrenador francés. Hubo hasta un amistoso entre España y Guinea Ecuatorial celebrado en Malabo con victoria española por la mínima (1 a 2). Como anécdota significativa, el partido fue borrado del historial de la FIFA por posible corrupción ya que el árbitro era de nacionalidad guineana. Una notoria metáfora de las siempre peculiares relaciones bilaterales entre Guinea Ecuatorial y España


Gustavo Adolfo Ordoño ©
Periodista e historiador



Publicar un comentario

0 Comentarios