La arqueología como arma y propaganda de guerra; cuando los nazis usaron arqueólogos como soldados

 

Soldados de las tropas nazis que tomaron Atenas haciendo de "turistas" en la Acrópolis; forma de otorgar "normalidad" a la guerra y a la invasión nazi de Grecia, cuna de la civilización europea

La relación de los nazis con la arqueología ha sido motivo de curiosidad en numerosos libros y películas. Sin ir más lejos la saga cinematográfica tan célebre de India Jones se inicia con la pugna del singular arqueólogo con los nazis por encontrar la bíblica Arca de la Alianza. Pero esa atrayente relación no se quedó en inspiración para guionistas o novelistas, ni fue una mera extravagancia de ciertos jerarcas nazis. El uso del patrimonio histórico y de la arqueología para obtener reliquias o piezas de valor simbólico formó parte del «Plan Bélico» nazi. Se las consideraba armas que podían incrementar el ardor guerrero de la tropa o implicar más al pueblo alemán en el ideal nazi de la vida. En Pax Augusta os contamos las acciones arqueológicas nazis más interesantes

 

 Está confirmado que la información de las actividades arqueológicas del Reich llegó a la tropa de base. Fue sobre todo a través de la eficaz propaganda de guerra del ministro Goebbels, pero caló en el ejército alemán más allá del simple rumor y se generaron «mitos» de los supuestos rasgos culturales supremos de los germanos gracias a esos «curiosos» hallazgos arqueológicos. Se trataba de reafirmar la superioridad del soldado alemán como guerrero o de justificar una invasión de un país por ser la raza aria la elegida para dominar el mundo. El interés por manipular la historia de los nazis llegaba también a la interpretación a su gusto de los yacimientos arqueológicos y del patrimonio histórico-cultural.

Y lo sería desde antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial, cuando Hitler construía su régimen en Berlín y al mismo tiempo deseaba dar a conocer al resto del mundo la ideología supremacista en que se basaba. Quiso monopolizar en 1936 cuando preparaba los Juegos Olímpicos las excavaciones arqueológicas en la antigua Olimpia, mandando embajadas de arqueólogos al yacimiento que confirmaran la clara vinculación aria de las cuatro antiguas tribus griegas (dorios, aqueos, jonios y eolios). Ese año se tuvo que conformar con promover el viaje a Olimpia de la directora de cine Leni Riefenstahl, donde se inspiró para rodar su película Olympia que sirvió de propaganda nazi para los Juegos de Berlín de 1936.

Una vez iniciada la ocupación nazi de Grecia, desde abril de 1941, Hitler retomó su interés por los yacimientos de Olimpia y financió de su bolsillo (se dijo que con los derechos de autor de las ventas de Mi Lucha) una expedición arqueológica dirigida por dos de los mejores arqueólogos de Alemania. Esa sería una de las excavaciones menos estrafalarias en las que se embarcaron los nazis, pues era continuación de trabajos ya realizados por otros especialistas europeos. Sin embargo, otros proyectos arqueológicos o «saqueos de tesoros» patrimoniales resultaron dignos de ser la trama de una serie de televisión. Es famosa la anécdota de la visita de Himmler al monasterio de Montserrat, en Cataluña, en busca del supuesto «Santo Grial».


El monje Ripoll, que hablaba alemán, saluda al jefe de las SS Himmler a su llegada al Monasterio de Montserrat (Barcelona)

 Aunque esa curiosa visita de los nazis a Montserrat formase parte del único viaje de estado a España del Reich (octubre de 1940) con Himmler a la cabeza, fue uno de los mejores ejemplos de la obsesión nazi por adquirir reliquias y patrimonio histórico con supuestos poderes místicos. De hecho, Heinrich Himmler además de líder de las siniestras SS era el director de la Das Ahnenerbe; organización nazi compuesta por antropólogos y arqueólogos principalmente, con la misión de investigar sobre posibles objetos históricos con «facultades de poder». Esta comisión de científicos acabó siendo la rama arqueológica de las SS y se les conoció como los «soldados-agentes del ocultismo nazi»

Así, habiendo resuelto todas sus misiones políticas en Madrid, donde estaba el poder, la visita de Heinrich Himmler a Barcelona resultaba innecesaria. Es por eso que la hipótesis de que el único motivo de los nazis para visitar Montserrat fuera la búsqueda de la Fuente de la Eternidad, el Santo Grial, cobra gran credibilidad. También es evidente que Himmler no halló ese cáliz sagrado en el monasterio y que todo quedó en una inesperada e incómoda visita nazi sufrida por los monjes. Últimas investigaciones afirman que el jerarca de las SS intentó obtener toda la documentación medieval del monasterio relacionada con el Santo Grial, pero los monjes fueron hábiles para hacerle ver que sus documentos nada tenían de esotéricos y se ceñían a la religiosidad católica de esos siglos

No obstante, en esa visita del jerarca nazi los lazos entre la arqueología española y la germana se estrecharon en torno a la misión de encontrar patrimonio que demostrase la «superioridad aria» en Europa desde tiempos remotos. En el caso español se ponía interés en los yacimientos visigodos, pueblo de origen germano que había dominado la península en la Alta Edad Media

Y todo fue gracias al germanófilo y falangista comisario jefe de Excavaciones, Julio Martínez Santa-Olalla, que ofrecería al Instituto Arqueológico Alemán la posibilidad de explotar el yacimiento visigodo de la necrópolis de Castiltierra. Este arqueólogo español había sido el guía en las visitas culturales que Himmler realizó al Escorial, Toledo y en el mismo Madrid. Acabó sus días (murió en 1972) conservando su ideología nazi, convencido de la superioridad racial germana, por lo que durante la década de 1940 facilitó el trabajo de encontrar vestigios de ese supuesto origen ario de Europa.


Indiana Jones y su amigo egipcio encuentran antes que los nazis el Arca de la Alianza del Antiguo Testamento

 El caso español no sería excepcional. El proceder de los nazis sería el mismo en todos los países ocupados o simpatizantes. Se trataba de sacar a la luz los supuestos orígenes germánicos de Europa. Encontrar patrimonio cultural y arqueológico que fundamentase al relato ario de superioridad, argumento justificador sobre todo en esos primeros años de la guerra que Alemania estaba anexionando países europeos con gran rapidez y facilidad. 

Comentar como ejemplo de este uso nazi de la arqueología la siguiente curiosidad histórica. El director del proyecto arqueológico alemán, miembro de la Das Ahnenerbe, que se iba a encargar del yacimiento visigodo de Castiltierra, fue a última hora trasladado al frente ruso. Allí se ocuparía de otros yacimientos, las tumbas escitas de Crimea que parecían interesar más a su jefe Himmler. 

Algunos de los proyectos arqueológicos de esa organización Ahnenerbe, las SS estudiosas del ocultismo, acabaron teniendo la misma aureola de leyenda que las fuentes en las que se inspiraban. Aseguraron que Hitler había conseguido en una iglesia de Viena la reliquia que daba el dominio del mundo, la lanza de Longinos, el legionario que clavó su arma a Cristo para comprobar si estaba muerto. Esa leyenda dice que incluso se la llevó a su búnker donde se refugió los últimos meses de la guerra. A la vista de lo acontecido en mayo de 1945, la reliquia de la Lanza del Destino o Lanza Sagrada que tenía Hitler era falsa

 


 © Gustavo Adolfo Ordoño 

    Historiador y periodista

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