Grandes movilizaciones militares; una breve historia sobre este «último recurso»

 

El famoso cartel del "Tío Sam" usado por el gobierno federal de USA (Uncle SAm=United States of America) durante las campañas de reclutamiento en la gran movilización militar de la Gran Guerra
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Hemos visto en la historia contemporánea que cuando se decreta una movilización militar general es porque la situación bélica se ha agravado y la guerra se prolonga, sin poder atender a los frentes con el ejército previsto. Lo estamos viendo en la actual Guerra de Ucrania. Primero fue Kiev quien tuvo que establecer una movilización general cuando fue atacada por Moscú el 24 de febrero de 2022. Después era el gobierno de Putin quien imponía la movilización militar general aunque de manera escalonada, evitando parecer una guerra total y hacer creer que es sólo una «operación especial». En Pax Augusta os ofrecemos una reseña sobre esas movilizaciones militares masivas, unas medidas drásticas para las sociedades que las sufren provocando determinantes consecuencias (crecimiento negativo población, emigraciones forzosas...) 


 Cuando un país necesitaba alcanzar su mayor capacidad militar debía recurrir a la movilización general. En la historia contemporánea eso suponía una implicación total tanto de la sociedad como de la economía de esos países. Recursos de todo tipo, desde los industriales, pasando por los agrícolas, hasta los humanos y tecnológicos, debían movilizarse para el esfuerzo y el sacrificio bélico. 

Así se comprobó de manera rotunda en los casos de las dos guerras mundiales del pasado siglo. Pero una movilización militar era un recurso habitual en cualquier conflicto bélico desde la Antigüedad. Los atenienses estaban obligados a cumplir un servicio militar, entre los 18 y los 20 años, denominado efebía. Sus vecinos espartanos asociaban la ciudadanía a la condición de soldado. Fue una sociedad castrense, preparándose para la guerra siempre, incluso en tiempos de paz. Toda la población debía estar preparada ante una eventual movilización.   

 Durante la Edad Media, curiosamente, que se la supone una época llena de guerras se dieron menos movilizaciones generales que implicaran a las poblaciones. Es decir, la guerra se había convertido en un oficio de Señores -los Señores de la Guerra- y de sus soldados mercenarios, y rara vez se hacía llamamientos generales a la población para defender las tierras donde vivían o invadir otro territorio vecino. Habría que esperar a los siglos (del XV al XIX) donde se van conformando los estados-nación, la sofisticación socioeconómica de los estados-ciudad de la Antigüedad clásica, para volver a apreciar más nítidas las implicaciones de la ciudadanía en una movilización militar


Cartel de propaganda británico para promover el reclutamiento en 1914
que inspiró al famoso póster del 'Tío Sam' 
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 Movilizaciones militares que implicaban, como decíamos, tomar una serie de medidas que afectaban a toda la sociedad y a la economía de ese Estado. De primeras, la movilización era general o parcial según la intensidad que tuviese en ese momento la guerra y obligaba a llamar a los reservistas a filas. Una llamada que solía ser casi siempre muy impopular y causaba gran inquietud entre el ciudadano medio. Por eso este tipo de decretos o leyes de movilización iban acompañados de ajustes en el código penal y las causas judiciales. Se trataba de favorecer al código de justicia militar que se endurecía y así intentaba evitar las posibles deserciones o las revueltas contra la movilización. 

Otro factor determinante es que la producción industrial se militarizaba. La mano de obra del país se ponía al servicio del ejército. Por último, el sistema de reclutamiento se convertía en una leva constante de la población masculina que forzaba a alistarse a toda persona, independientemente de su edad, que estuviera en condiciones de combatir

Todas las pautas necesarias en una movilización militar indicadas en el párrafo anterior se pueden contrastar con los datos históricos de pasados conflictos. Pero, como habrá intuido, casi todas se están cumpliendo, de una manera u otra, en la actuales movilizaciones decretadas tanto en Ucrania como en Rusia tras la prolongación de la guerra en un tercer año. La movilización militar en Ucrania contó con un inicial apoyo popular mayoritario, se trataba de defender a tu país y la moral del reclutado fue la más óptima. Sin embargo, el alargamiento del conflicto está provocando el agotamiento y desmoralización de los posibles reclutas de reemplazo. 

 La respuesta de los ciudadanos ante las movilizaciones militares ha sido muy variada y resulta objeto de estudios históricos. Durante la Primera Guerra Mundial en cada país contendiente se hicieron grandes movilizaciones militares que fueron bien acogidas por el entusiasmo nacionalista que reinaba en la época. A pesar de contar este conflicto con las primeras manifestaciones pacifistas contra la guerra de la historia, en general el reclutamiento en las principales potencias resultó masivo y voluntario en muchos casos. 

No hay que creer por esta reacción que las personas de 1914 quisieran la guerra, pero una vez iniciada se supieron manejar de manera eficiente en cada gobierno los sentimientos nacionalistas que estaban a flor de piel. La propaganda bélica se incrementó usando los nuevos recursos de la publicidad, grandes carteles y anuncios en prensa, para incentivar el sentimiento patriótico que llevase a la gente a alistarse.


Alistamiento masivo en 1914 en una oficina de reclutamiento en Londres


 Por tanto, muchas veces el esfuerzo bélico ha venido acompañado del sacrificio altruista de la población. Ahora bien, si las guerras se prolongaban, como fue el caso de las dos guerras mundiales, la llamada «experiencia de guerra» de los combatientes que regresaban heridos podía hacer cambiar el estado de ánimo de la sociedad. Incluso, la percepción del deber hacia la patria soportando el sacrificio bélico también se veía cuestionado cuando esas personas sufrían la drástica experiencia de tener que matar para que no te maten. Así que los gobiernos debían aplicar leyes restrictivas y de censura sobre la difusión de estas experiencias traumáticas de los veteranos de guerra. Además de seguir asegurándose el alistamiento con reformas legislativas que tendían al reclutamiento obligatorio.

Fue el caso del Reino Unido y Estados Unidos en la mencionada Gran Guerra. Londres se congratuló del gran número de voluntarios alistados en 1914, unos 250.000; cifras altas que se mantuvieron hasta inicios de 1916, cuando bajaron considerablemente tras la sangrienta batalla del Somme. Reino Unido tuvo que emitir una ley en enero de 1916 para hacer obligatorio al servicio militar, al principio obligaba a los hombres solteros a partir de 18 años y en pocos meses tuvo que incluir a todos los varones, casados también, de 18 a 41 años. 

 En Washington, al entrar el país en 1917 en la contienda, se confió en una respuesta masiva de los jóvenes estadounidenses por el ambiente a favor de entrar en la guerra que existía en la opinión pública. No fue la esperada de un millón de jóvenes, por lo que el servicio militar voluntario debió convertirse en forzoso. De esta forma lograría los más de tres millones de soldados americanos mandados a Europa a lo largo de la Primera Guerra Mundial.

Así, siguiendo la experiencia de la Gran Guerra, en la Segunda Guerra Mundial las movilizaciones volvieron a ser generales, destacando por encima de ninguna otra la vivida en la antigua Unión Soviética. Es significativo de lo que supuso para la historia de Rusia esa movilización militar el hecho de que a esa guerra mundial Moscú la denomine la Gran Guerra Patria. Considerando el calculo estimado en 84 millones de soldados movilizados por todos los contendientes, el esfuerzo y sacrificio soviético (curiosamente, ruso y ucraniano sobre todo) supondría más del 40% de ese total

 Se calcula entre 35 y 40 millones de personas las movilizadas por la URSS en la Segunda Guerra Mundial. No es exagerado decir que casi la mitad de los combatientes movilizados provenían de Rusia y las otras repúblicas soviéticas, como Ucrania. Algo así, tan tremenda movilización de recursos humanos y sus correlativos económicos, es evidente que marcó a varias generaciones de esas sociedades. En la actualidad, con las movilizaciones decretadas en Rusia y Ucrania, no será menos.



© Gustavo Adolfo Ordoño

  Historiador y periodista

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