En el lado correcto de la Historia...

El juicio histórico contra los que no estuvieron en el lado correcto de la Historia. Juicio de Nuremberg iniciado en noviembre de 1945 contra los jerarcas nazis 

 

 

 El reconocimiento de España del Estado palestino en fecha reciente ha puesto en boca de muchos políticos la solemne frase: «España se sitúa en el lado correcto de la Historia». La solución de los dos estados, un camino difícil pero el mejor y más equilibrado para alcanzar la paz en Oriente Próximo, alcanza así en la política exterior española el mayor espaldarazo como vía para lograr un tan necesario como deseado alto el fuego. Habría que seguir «recolocándose» dentro de ese camino correcto, subiendo a la calzada que debe obligar a Israel a dejar las ocupaciones ilegales en territorio palestino y revertir la ocupación de muchas colonias controladas por ultra ortodoxos judíos.    

Porque si algo tiene estar en «el lado correcto de la Historia» es que es una posición justa pero muy incómoda y ardua de defender, puesto que supone situar a otros en el lado incorrecto de la historia que todavía se está haciendo (formando). Además, ¿qué es estar en el lado correcto de la Historia? Historia, como han leído, con mayúsculas. Si me pongo en el rigor historicista tendría que decir que es algo imposible de saber en el presente, es una contradicción en sí misma. Hasta que no ocurre y finaliza ese devenir histórico no podemos saber cómo ocurrió y analizar sus por qué. Es evidente que los jóvenes soldados aliados del desembarco de Normandía estaban en el lado correcto de la historia; pero es evidente ahora, por mucho que nos parezca insólito de reconocer. 

 Si esos muchachos hubiesen fracasado en la liberación de Europa de las garras nazis, la historia no sabríamos cómo hubiese sido y quizás ese «lado correcto» no habría triunfado. Así, el lado que hemos convertido en incorrecto podría haber pasado a ser el correcto. El proyecto de Hitler de convertir a Alemania y a la raza aria en hegemónicas sería visto como el «correcto» por los millones de personas que vivirían disfrutando de sus privilegios. Y convence tú a esos millones de «felices» ciudadanos que estuvo mal vengarse del humillante Tratado de Versalles de 1919 arrasando Europa y exterminando a todos sus judíos. Por tanto, esforzándose un poco ya habrán imaginado cuál es mi pega al uso -y abuso- de esa rimbombante frase (publicista) de «en el lado correcto de la Historia».

Como historiador me rechina y molesta escucharla cuando se hace con tanta frivolidad desde el maldito presentismo que impregna el debate histórico cultural estos días. Ni siquiera los investigadores (historiadores) podemos pasadas las décadas y tras mucho trabajo (documentación, recogida testimonios) precisar y distinguir qué será fundamento histórico o se convertirá en memoria histórica colectiva. Y dentro de esa investigación del pasado, encima, etiquetarlo o no como «el lado correcto» sin utilizar nuestro particular criterio presente. 

 Ahora bien, si lo que queremos es hacer defensa de unos ideales (que tendrán su fundamento histórico) y de una política (que tendrá su historia) que consideramos dentro de nuestra valoración de lo que es lado correcto de la Historia, no hay más que decirlo. No hace falta decirlo con una frase golpe de efecto a lo Julio César para pasar a la posteridad. Defender los derechos humanos y los valores democráticos es lo que hace España al reconocer al Estado Palestino. Lo otro es rimbombante retórica. 

Hay que recordar que esos que estaban en el lado correcto de la Historia en junio de 1944, fueron los que masacraron a civiles franceses y alemanes en bombardeos masivos o tiraron la bombas atómicas contra Japón en 1945. Y si se acaba en el «lugar correcto» de la historia que sea con todo, lo bueno y lo malo. Es decir, es el tiempo el que pone a cada uno en su sitio y no nuestros intereses (ideales) actuales. Paciencia, no hay más que esperar...   

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