Las islas del Canal, cuando los nazis sí que desfilaron en territorio de la Corona británica

 

Sí, es lo que parece y fue. No es un fotomontaje. Son tropas de la Alemania nazi desfilando por las calles de la isla de Guernsey, junto a símbolos tan británicos como una sucursal del Lloyds Bank
y un policía como los bobby londinenses


 Las conocidas como Islas del Canal son un archipiélago que aunque se sitúa en el Canal de La Mancha, que separa al Reino Unido del continente europeo, están muy próximas a las costas francesas. En concreto a las costas de Normandía y pertenecieron  -y, en realidad, pertenecen- al ducado de ese nombre desde el siglo X. El normando Guillermo conquistó Inglaterra en 1066 y cuando en el siglo XIII esa dinastía perdió el territorio continental francés, las islas prefirieron seguir vinculadas a la monarquía inglesa a través de mantener el título del ducado normando. Por eso y por tradición, cuando el monarca británico visita esas islas es tratado como Duque de Normandía

Son numerosas islas e islotes, más de mil, algunos pequeñas rocas que servían poco más que para instalar un fortín defensivo. Las islas más importantes, de un tamaño habitable son las de de Jersey y Guernsey. No formarían parte de la Unión Europea (UE) porque se consideran territorio propio –súbdito- en exclusiva de la Corona británica. Viven gracias al turismo y a algo que las tiene en la información de actualidad cada poco tiempo: son paraísos fiscales para grandes fortunas y multinacionales. Cuando fueron invadidas por tropas alemanas en 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, ya poseían un estatuto de autogobierno. 

 Para los más «puristas» en estas curiosidades históricas se podría replicar que en realidad no hubo tropas alemanas en suelo británico. Por lo de tener autonomía fiscal y política; y, sobre todo, por ser una «propiedad en exclusiva» del monarca inglés y no suelo soberano con población británica. Ayuda a destacar estos matices el hecho de que para los nacionalistas británicos sea incómodo hablar de «invasión alemana», por lo que se insiste en esas puntualizaciones. Sin embargo, la bofetada al orgullo británico fue evidente y preocupó que resultase un paso decisivo a la invasión de las auténticas –las que conforman el país- islas británicas. Es más, el mismo Churchill se empeñó en recuperarlas por cuestión de prestigio más que nada. Enviando una serie de espías y comandos para forzar su recuperación a lo largo del verano de 1940, operaciones que acabaron todas en fracaso. 

 

Mapa en plano general de la ubicación de las Islas del Canal


Además, aumentando lo llamativo y curioso de esta historia, la permanencia de la ocupación germana sería por un lustro, desde julio de 1940 y durante toda la guerra. Es decir, hasta la rendición alemana en la primera semana de mayo de 1945; incluso la isla de Alderney, la más pequeña de las habitadas, sería liberada nada menos que un 16 de mayo. La guarnición alemana vivió una especie de «últimos de Filipinas» a la germana. Esta tardanza en ser recuperadas al control británico puede entenderse desde la óptica de la estrategia militar. A pesar de transcurrir muy cerca de estas islas el gran desembarco de Normandía, campaña primordial para la victoria de los aliados, no se malgastaron fuerzas en intentar liberarlas. En el fondo, controladas, no significaban una serie amenaza estratégica militar para las fuerzas aliadas. 

 Fue el Almirantazgo británico quien consideró a las islas como imposibles de defender, una vez que los alemanes comenzaron la invasión de Francia en 1940. Ubicadas tan próximas a las costas francesas, resultaban muy al alcance de la aviación alemana que ya tomaba posiciones en las costas francesas ocupadas. Así, sacrificaron su buena posición estratégica para vigilar el tráfico marítimo en el Canal de la Mancha, porque eran conscientes de lo costosa que hubiese sido una «defensa numantina» de ellas. Existió gran oposición entre muchos de los altos oficiales a esta decisión de abandonar su defensa, por lo que la desmilitarización se haría en el mayor secreto posible. Algo que se lograría, pues las incursiones aéreas alemanas para comprobar el nivel de defensas de las islas no conseguía determinar si estaban desmilitarizadas o no.

Por parte alemana, ante la incertidumbre de saber si existían defensas británicas, se inició un bombardeo a finales de junio de 1940 que destruyó los puertos tanto de Jersey como el de Guernsey. Poco después, sin nada de resistencia, en las primeras semanas de julio se iría desplegando la fuerza de ocupación nazi, compuesta por la 216ª División de Infantería. Como paradoja, serían los alemanes quienes fortificaron y militarizaron en exceso, hasta casi la paranoia por mandato directo de Hitler, estas islas que desde la estrategia militar se sabían indefendibles. De hecho, el Estado Mayor aliado decidió durante el Día-D no atacarlas y simplemente bloquearlas hasta su rendición por inercia. Lo que no pudo saber es que la tozudez alemana llevó a esa rendición a días después de haberlo hecho el mismo Berlín


© Gustavo Adolfo Ordoño
   Historiador y periodista

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